Lluís Foix - 14/10/2008
Una metáfora de la crisis financiera global podrían ser las inundaciones provocadas por la ruptura de una presa que no resistió el volumen de agua acumulada porque la estructura no estaba lo suficientemente fortalecida. El paisaje que deja la catástrofe es desolador y tiene que transcurrir bastante tiempo hasta que se reconstruya el embalse, vuelva a llover abundantemente y se recupere la normalidad. Todas las crisis financieras del siglo pasado, desde la que conoció Wall Street en 1907 hasta la que se padece hoy pasando por la de los años treinta, el pánico empieza por la quiebra de un gran banco que provoca la retirada masiva de fondos, se instala la desmoralización en los mercados y el dinero público o privado se mueve de un lugar a otro sin orden ni concierto.
Cuando el pantano queda prácticamente vacío empieza la reconstrucción del sistema financiero. Por el camino se provoca una inestabilidad social, sube el paro, transcurre la crisis con cambios de gobierno y se rehace la presa con todas las garantías jurídicas para evitar la siguiente catástrofe. La pregunta que cabe formularse hoy es en qué momento de la crisis nos encontramos.
Sospecho que todavía no se ha tocado fondo a pesar del rebote de las bolsas que pueden producirse debido a las intervenciones masivas de los bancos centrales y de los gobiernos afectados. Habrá recuperación y volverá la calma. Pero no sabemos cuándo se producirá ni tampoco quién liderará la reconstrucción del sistema que se ha hundido con la participación de la irresponsabilidad de los ejecutivos de las instituciones financieras afectadas y también con la benevolencia de los gobiernos que miraron hacia otra parte mientras la ley de la selva era la norma en el mundo del dinero.
La nueva estructura no podrá ser la misma porque otros actores como India y China tendrán que tener voz y voto a la hora de reconstruir el sistema financiero globalizado. La consecuencia más inmediata es que el epicentro del poder financiero, económico y político del mundo ya no estará en Estados Unidos y Europa únicamente. Asia debe contar por razones demográficas, productivas, económicas y financieras. Y Rusia, también. Sin olvidar los países que producen la energía que consumimos, desde Arabia Saudí hasta Venezuela, que no pueden quedarse al margen de la reconstrucción global.
LA VANGUARDIA, el diario más vendido en Catalunya Copyright La Vanguardia Ediciones S.L. All Rights Reserved - Aviso Legal - Contacte con nosotros - Publicidad
No hay comentarios:
Publicar un comentario